UN PASEO EN BICI
Había llegado la primavera, el campo estaba plagado de flores y a los niños les apeteció dar un paseo en la bicicleta tándem de sus papás.
Pero ellos no lo oyeron y siguieron su paseo. Cuando volvieron a casa se dieron cuenta de que el monstruito no iba con ellos.
El monstruito les acompañaba sentado en el portaequipajes.
Estaban disfrutando tanto del paseo que no vieron que, al pisar una piedra del camino, el monstruito saltó de la bicicleta y cayó al suelo.
Gritó para que se parasen: ¡ e, e, e, e...!
Iban a volver a buscarlo, pero no hizo falta, venía corriendo detrás de ellos y llegó enseguida.